Estar sobrio se refiere a encontrarse en un estado de conciencia y lucidez que permite interactuar con el entorno de manera clara y consciente.
La sobriedad implica no estar bajo los efectos de sustancias psicoactivas, tales como el alcohol, drogas o medicamentos que alteren el sistema nervioso central. Es decir, quien está sobrio, se encuentra totalmente consciente de sus acciones, pensamientos y emociones, sin influencias externas que las modifiquen.
Ser sobrio no solo se relaciona con el consumo de sustancias, sino también con el control de las emociones y la capacidad de tomar decisiones conscientes y responsables. Una persona sobria tiene la capacidad de enfrentar situaciones difíciles con madurez y objetividad, sin recurrir a vicios o hábitos perjudiciales.
En conclusión, la sobriedad es un estado de mente y cuerpo que permite estar en pleno uso de las capacidades mentales y físicas, sin interferencias de sustancias externas ni emociones desbordadas. Es un estado deseable para lograr una vida plena y saludable.