El cuarto tratado del Lazarillo de Tormes es uno de los más interesantes de toda la obra. Lázaro entra a servir en esta ocasión a un eclasiástico, cuya descripción es muy completa.
Este religioso es representado como una persona avara, despiadada y cruel con los demás, sobre todo con los necesitados. A pesar de las apariencias, esconde una vida repleta de secretos, que poco a poco Lázaro irá desvelando.
En este tratamiento, Lázaro se convierte en el cómplice involuntario de las fechorías del clérigo, que utiliza su posición para engañar a los habitantes de la ciudad. Lázaro se convierte en su ayudante y cómplice en los engaños de su amo.
Muchas veces, Lázaro se escandaliza por las acciones de su amo, pero debido a su condición de servidor y a su pobreza, tiene que callar y seguir adelante. En definitiva, este cuarto tratamiento es uno de los más crueles y despiadados de toda la obra.
El Tratado 4 de Bartolomé de las Casas, titulado "De los errores y falsas opiniones de los impugnadores de la doctrina cristiana", aborda el tema del fraile de la Merced en varios pasajes.
En uno de ellos, Bartolomé de las Casas defiende a los frailes de la Merced, argumentando que son los únicos que continuamente visitan a los indios en las encomiendas, y les predican el Evangelio y la libertad.
Sin embargo, en otro fragmento, Bartolomé de las Casas critica a algunos frailes de la Merced que maltratan a los indios, queman sus casas y les aplican tormentos en nombre de la conversión cristiana.
Además, el autor señala que algunos frailes de la Merced han abusado de su poder al recibir de los colonos tierras y esclavos indígenas, en lugar de defender a los indios de los abusos de los colonizadores.
En resumen, el Tratado 4 de Bartolomé de las Casas reconoce los esfuerzos de algunos frailes de la Merced por defender a los indios, pero también denuncia los abusos de otros y la falta de protección hacia los nativos.
El 4 amo de Lazarillo de Tormes es uno de los personajes que aparecen en la novela anónima "La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades".
Este amo, también conocido como el ciego, es el tercer amo que tiene el protagonista en su devenir como mozuelo. Aparece en el tercer tratado de la obra.
El ciego es un personaje interesante y complejo que representa una de las facetas más oscuras de la sociedad del siglo XVI. Abusa de Lazarillo y lo hace trabajar en condiciones inhumanas. Además, lo obliga a engañar a la gente y a robársela para conseguir su sustento.
A pesar de que el ciego es un personaje cruel y desalmado, también tiene un lado humano. En un momento dado, harta de tanta violencia, Lazaro le engaña y le roba. El ciego se queda completamente desorientado y al final se muere de hambre.
En definitiva, el 4 amo de Lazarillo de Tormes es un personaje importante en la novela por su relación con la evolución moral y el aprendizaje del protagonista, así como por su papel en la representación de la sociedad española del siglo XVI.
En el quinto tratado de Lazarillo de Tormes, el protagonista se convierte en sirviente del cura, quien le enseña a robar para poder saciar su hambre. Al principio, Lazarillo siente cierto remordimiento, pero luego se acostumbra a esta vida y llega a disfrutarla.
Un día, el cura decide que es hora de cambiar de ciudad y se traslada junto con Lazarillo. Allí, el protagonista encuentra trabajo como criado en la casa de un hidalgo muy pobre y avaricioso. El hidalgo es muy estricto con Lazarillo y lo hace trabajar duro sin darle apenas de comer.
Cansado de esta situación, Lazarillo empieza a idear un plan para conseguir más comida y dinero. Un día, le propone al hidalgo que le preste dinero para comprar vino y así poder conseguir más clientes para la posada del hidalgo. El hidalgo acepta, pero no le da el dinero directamente sino que le da un trozo de cera para que lo venda en la plaza.
Lazarillo vende la cera, pero en vez de comprar vino, se lo gasta en comida y bebida para él mismo. Al volver a la casa del hidalgo, le cuenta que ha vendido la cera por mucho dinero, pero que ha perdido la bolsa con el dinero que le había dado para comprar el vino. El hidalgo se enfurece y le pide que le dé el trozo de cera para venderlo y recuperar el dinero.
Finalmente, Lazarillo le da el trozo de cera, pero se da cuenta de que ha perdido su trabajo y decide salir de la ciudad en busca de nuevas aventuras.
En el prólogo de la novela "Lazarillo de Tormes", el autor habla sobre un caso que ha sido objeto de especulación y controversia durante mucho tiempo.
El caso al que se refiere Lázaro de Tormes es el de un hombre, llamado Alonso de Alcalá, que había sido acusado de robo.
Alonso de Alcalá, en su defensa, argumentó que el objeto que había tomado no era un bien ajeno, sino que se lo había encontrado en la calle.
Este caso sirvió como inspiración para la novela de Lázaro de Tormes, ya que el protagonista también es un ladrón que utiliza la excusa de haber encontrado los objetos que roba.
La versión literaria de Lázaro de Tormes es una crítica satírica de la sociedad de la época, en la que los pobres y marginados tenían que recurrir al engaño y la astucia para sobrevivir.
En resumen, el caso al que se refiere Lázaro en el prólogo es el de un hombre acusado de robo que se defendió diciendo que lo que había tomado lo había encontrado en la calle, lo que inspiró el argumento de la novela "Lazarillo de Tormes".