Ser estatista es tener la creencia de que el estado tiene un papel fundamental en la vida de las personas.
El estatista cree que el estado debe controlar todas las áreas importantes de la sociedad, desde la economía hasta la educación y la seguridad nacional.
Esto se opone al enfoque libertario, que prevé un papel mucho más limitado para el estado.
Los estatistas creen que el estado es el único actor capaz de garantizar la igualdad y la justicia social, además de ofrecer servicios básicos a toda la población, como atención médica, educación y seguridad pública.
Sin embargo, los críticos del estatismo argumentan que un estado demasiado grande y controlador puede ser ineficiente, opresivo y llevar al abuso de poder.
En general, ser estatista implica una visión más colectivista del mundo, mientras que el enfoque libertario favorece la libertad individual y la autonomía.